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Familia: estar atentos | parte 2

Dr. Luis Hernández Bocaletti MD. PhD

Médico especialista en Psiquiatría y Piscología de niños, adolescentes y adultos.
7 de abril de 2022

El Problema en números

En América, en donde se tienen más estudios de este problema es en Estados Unidos, de donde tomamos inicialmente estadísticas para ilustrar estas observaciones de interés clínico. Se estima que el 50% de mujeres que viven con hombres (ya sea casadas o unidas) son abusadas cada año; el abuso de niños entre 3 y 17 años de edad es del 5% y aumentaría si se incluyeran los niños menores de 3 años de edad. El porcentaje de abuso para padres golpeados por sus hijos mayores de 11 años, es más o menos de 4%; en personas mayores de 65 años de edad es entre 5 y 10%. En Guatemala el estudio sobre violencia familiar realizado en un Hospital Universitario y publicado en el XI Congreso Centroamericano de Psiquiatría (Hernández Gálvez, Rodríguez, Quattrini y Stokvis) establece porcentajes similares a los reportados por la literatura norteamericana.

Debe señalarse que se reconoce que la violencia familiar es mucho más extensa que los datos reportados por las estadísticas. Se considera que cada uno de los datos está subestimado por un factor mínimo del 100%. Los datos de incidencia simplemente establecen la naturaleza del problema e indica cuántos recursos económicos y profesionales se necesitan para atender esta psicopatología social.

En cuanto a las consecuencias psicológicas debe quedar claro que el abuso causa un daño demasiado grande, y muchas veces permanente, para ser tolerado y/o fomentado. Los programas de atención primaria parecen ser los únicos medios útiles para incidir positivamente en este fenómeno psicopatológico.

Correlaciones clínicas de la violencia familiar

Se sabe que aproximadamente un 10% de los casos de abuso a esposas, esposos, niños o ancianos se deben a enfermedad mental y/o trastornos de la personalidad del abusador. El 90% restante de los abusos evaden la clasificación clínica oficial (DSM-5 o CIE-10), y son consideradas aberraciones individuales de personas que no son psicológicamente diferentes de la mayoría de personas.

Por lo general los factores que se han relacionado a la violencia familiar son:

1. Que la violencia familiar se transmite de generación a generación. Si una persona ha sido abusada tenderá a ser abusadora.

2. El segundo factor es que todos los tipos de familias abusadas se caracterizan por ser significativamente apartadas socialmente; esto se identifica al ver que estas familias tienen poco contacto con vecinos y/o familiares y además cambian de lugar de vivienda frecuentemente.

3. El tercer factor relacionado es el stress social; a mayor stress, mayor será la probabilidad de abuso familiar.

4. Otro factor, es la edad de la familia. El abuso ocurre más frecuentemente en familias de personas jóvenes.

5. El último factor es la dinámica familiar de los hogares. Si la familia comparte las decisiones y responsabilidades, las probabilidades de que se suscite la violencia se reduce a la mitad. Familias funcionales en las cuales se interactúa con un claro sistema axiológico, están más protegidas que familias disfuncionales. El nivel de educación, así como la religión no son factores decisivos.

Causas

Las personas que abusan de sus familiares simplemente lo hacen porque lo pueden hacer. Hay "recompensas": la recompensa inmediata es que alguien haga o deje de hacer algo, considerado como amenazante por el agresor, causarle dolor a alguien como venganza, controlar el comportamiento del otro o simplemente demostrar que se tiene poder.

Estas actitudes violentas y de abuso no se ejercen en contra de extraños a la familia porque el costo social o jurídico es muy elevado.

La psicodinámica entre las familias donde se sufre violencia es que una persona más poderosa abusa de una menos poderosa, alguien que no puede devolver el abuso. Generalmente existe un silencio o tolerancia cómplice intraconyugal. El análisis psicológico de la dinámica de la personalidad de los abusadores, permite conocer que el abusador expresa, en su acto, un grave conflicto de personalidad surgido en su niñez y el cual le permite que aflore la cólera como principal sentimiento de frustración infantil (niño frustrado - niño colérico - adulto violento-adulto abusador).

Reconociendo, después de todo lo expuesto, que el costo emocional, tanto personal como familiar, es de graves consecuencias psicopatológicas, ante una familia disfuncional, la acción terapéutica debe dirigirse a la consulta de un profesional en orientación y/o terapia familiar.

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