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Buenos hábitos hacen hombres
y mujeres íntegros

Lic. Oscar Luis Camacho

Master en Educación y Orientación Familiar
Director de Formación Integral de UNIS Business School
7 de agosto de 2020

El término hábito referido a la personalidad humana tiene una significación profunda, amplia y muy importante, porque es parte de una manera de ser única y muy propia, exclusiva, de cada individuo. Un hábito es el resultado de la repetición consciente o inconsciente de actos o actitudes que llegan a insertarse en nuestra conducta normal.

Hay hábitos buenos y malos. Los primeros nos ayudan a ser personas cada vez más cercanas a la perfección y esto sucede en la medida en que se convierten en una virtud. La virtud humana se define como un hábito repetitivo bueno. El vocablo procede del latín «virtus» palabra derivada de «vis», que significa fuerza, vigor y es una capacidad o poder interno o externo que mueve nuestra voluntad para actuar.

Durante el natural proceso de la educación, básicamente durante la formación de la personalidad en desarrollo, se inculcan virtudes que se forjan a base de hábitos e infunden en la persona el valor que éstos valen. Es lo que debería suceder durante el crecimiento de nuestros niños y es nuestra responsabilidad de padres, procurar en ellos la adquisición de esos buenos hábitos, que si son buenos, formarán personalidades bien cimentadas, realizadas y seguramente más felices.

Pero, con más frecuencia de lo aceptable, esos buenos hábitos no forman parte de nuestra personalidad paternal y como nadie da lo que no tiene, la educación de nuestros hijos debe iniciarse por nuestra propia educación. Al examinarnos como personas imperfectas, aparecerán muchas áreas a mejorar y nuestra responsabilidad debería impulsarnos, con humildad, a tomar las acciones necesarias para corregir nuestras deficiencias, para adquirir y trasmitir aquellas virtudes de que carecemos. Todo en beneficio nuestro y de nuestros queridos hijos porque seremos cada vez más dueños de nuestra propia vida

Esto debería ocurrir en el seno de nuestros hogares, porque como bien sabemos, estas cosas no se enseñan en una mayoría de colegios y universidades. Durante muchas conferencias para padres he escuchado la queja: “nadie me enseñó a ser papá” y yo agregaría, que realmente, en pocas ocasiones se imparten temas dirigidos a la formación integral del hombre y la mujer y el tema es casi desconocido. Se confunde con el concepto de cualidad que es una característica generalmente adquirida por herencia, mientras la virtud requiere esfuerzo constante y perseverante y es una condición que se pierde fácilmente si no se cultiva.

Son sus hábitos interiores, las virtudes del alma, lo que da valor a la persona, le ayudan a realizarse y le imprimen esa dignidad que lo diferencia de todos los demás seres. Estas virtudes son las que inspiran a imitar, a seguir a una persona, como un buen modelo para los demás. Son condiciones indispensables en el padre y en el maestro, para educar. Cuantas más virtudes, mayor potencial, mejores posibilidades de realización. Son fuerza interior que capacita para hacerle frente, de manera exitosa, a la vida, en lo personal, en lo profesional, en lo espiritual. Es lo que nos enseña a procurar siempre el bien y buscar la verdad, senderos seguros para la felicidad. Es lo que todos buscamos para nosotros, nuestra familia y repercutirá en nuestro entorno, con el consiguiente beneficio para nuestros amigos y colegas en el trabajo.

Las virtudes humanas son la fortaleza que requerimos, urgentemente, en circunstancias difíciles como las que se viven actualmente
en el mundo.


Debemos crear conciencia de que en muchos de nuestros hogares es notoria la falta de aquellos valores, derivados de los buenos hábitos y transformados en virtudes humanas, indispensables para para el crecimiento intelectual y espiritual de padres e hijos. En buen número de familias no se vive la autoridad, la responsabilidad, la disciplina, el orden, el respeto, que caracterizan a las personas felices y dueñas de sí mismas. Esos y otros más, hacen a una persona más o menos perfecta y su carencia, le traerán muchos de los problemas vividos hoy en muchos hogares. Esa deficiencia está repercutiendo seriamente y en forma muy negativa en la sociedad del siglo XXI.

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