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Depresión en niños y adolescentes.
Influencia de la herencia y del ambiente.

Dr. Luis Hernández Bocaletti

Médico Psiquiatra. Psicólogo Clínico
Profesor y Asesor de ICEF
2 de febrero de 2021

Una pregunta, bastante frecuente, en la clínica es la que realizan los padres de familia: ¿Se hereda la depresión? ¿Mis hijos heredarán la depresión familiar?

La respuesta es que los niños también se deprimen. De hecho, se trata de un trastorno del humor bastante frecuente en niños y adolescentes. Se estima que entre un 5% y 10% de niños y adolescentes tendrá un episodio depresivo antes de cumplir los 19 años. No obstante, la realidad es que menos de la mitad de estos niños recibirán un tratamiento adecuado ya que, según demuestran los estudios, en muchos casos, los padres subestiman la intensidad de la depresión de sus hijos.

Antiguamente se pensaba que la depresión (leve, moderada o severa) solamente se presentaba en los adultos.

En la década de 1950-60 un famoso psiquiatra norteamericano, el Dr. René Spitz, demostró que la depresión podía presentarse en niños, aún en niños menores de 1 año de edad, cuando eran separados de la figura materna o su imagen sustituta (figura parental).

De esa época para acá son innumerables los estudios que demuestran que los niños y adolescentes pueden deprimirse.

A pesar de que la etiología aún hoy es desconocida, la moderna psiquiatría infantil reconoce que tiene un fuerte origen hereditario. Los genes que heredamos de nuestros padres y que son influenciados por las experiencias que tenemos en nuestra vida (la llamada epigenética), pueden predisponernos a padecer un episodio depresivo.

No obstante, lo anterior, se reconocen también otras causas: los niños que sufren un fuerte y constante estrés por una dinámica familiar disfuncional o que tienen una pérdida significativa en la familia; o niños con problemas serios de atención, del aprendizaje, que padecen bullying o episodios de ansiedad, o que sufren abuso sexual infantil, tienen más riesgo de sufrir depresión.

Dependencias o adicciones en la adolescencia, como abuso de sustancias (alcohol o marihuana, por ejemplo) con frecuencia acompañan o preceden a este trastorno. Una historia de depresión en familiares cercanos (aunque haya sido hace tiempo o el familiar no conviva con el niño), es un factor de riesgo genético para que el niño o adolescente también la sufran.

Es muy importante que los padres conozcan los síntomas de la depresión en niños y adolescentes, que sepan que no es culpa suya, y que se trata de un trastorno que, actualmente, tiene un tratamiento muy eficaz. No sabemos totalmente la causa, pero sí sabemos cómo tratarla y que el niño o el joven vuelva a ser como antes.

Estudios recientes demuestran que los niños y adolescentes padecen depresión con síntomas a veces parecidos a los de los adultos, pero también con otros muy diferentes, según la edad. Algunos de los más frecuentes son:

• Irritabilidad, ira u hostilidad extrema. Muchos niños con depresión no están tristes sino irritables.
• Tristeza frecuente o episodios de llanto. El llanto puede ser espontáneo o desproporcionado a alguna circunstancia de poco impacto emocional. Esto es frecuente en chicas adolescentes.
• Disminución de su interés en actividades ordinarias, o dificultad para disfrutar de actividades que previamente eran sus favoritas.
• Aburrimiento persistente.
• Falta de energía o cansancio permanente.
• Aislamiento social o falta de comunicación. No hablan en la sobremesa familiar o se encierran en su habitación.
• Autoestima baja.
• Sensibilidad extrema al rechazo o poca resistencia ante los fallos o errores personales. Pobre resiliencia.
• Quejas frecuentes sobre problemas físicos, como dolores de cabeza, o de estómago, mareos, náuseas… en los que no se encuentra causa médica.
• Disminución del rendimiento escolar.
• Problemas de concentración y atención.
• Cambio importante en los hábitos alimentarios (anorexia o bulimia) o del sueño (insomnio).
• Conversaciones sobre la intención de escaparse de casa.
• Realizarse cortes superficiales en brazos o piernas. Aumento o disminución del peso. Estos rasgos son especialmente frecuentes en mujeres adolescentes.
• Uso y/o abuso de alcohol o drogas en adolescentes.
• Pensamientos sobre la muerte o expresiones de suicidarse.

Si usted, como padre de familia, o docente o directivo de un centro escolar, observa algunos de estos rasgos en alguno de sus hijos-alumnos, es recomendable realizar una evaluación profesional del estado de ánimo del niño o joven para evitar una cronificación sintomática (depresiones crónicas) o un desenlace lamentable.

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